32. Atacamos aquí un asunto de la mayor importancia, y que debe ser entendido rectamente para que no se peque por ninguna de las partes. A saber: que es establecida la cuantía del salario por libre consentimiento, y, según eso, pagado el salario convenido, parece que el patrono ha cumplido por su parte y que nada más debe. Que procede injustamente el patrono sólo cuando se niega a pagar el sueldo pactado, y el obrero sólo cuando no rinde el trabajo que se estipuló; que en estos casos es justo que intervenga el poder político, pero nada más que para poner a salvo el derecho de cada uno. Un juez equitativo que atienda a la realidad de las cosas no asentirá fácilmente ni en su totalidad a esta argumentación, pues no es completa en todas sus partes; le falta algo de verdadera importancia.
Trabajar es ocuparse en
hacer algo con el objeto de adquirir las cosas necesarias para los usos
diversos de la vida y, sobre todo, para la propia conservación: «Te ganarás el
pan con el sudor de tu frente» [27]. Luego el trabajo implica por naturaleza
estas dos a modo de notas: que sea personal, en cuanto la energía que opera es
inherente a la persona y propia en absoluto del que la ejerce y para cuya
utilidad le ha sido dada, y que sea necesario, por cuanto el fruto de su
trabajo le es necesario al hombre para la defensa de su vida, defensa a que le
obliga la naturaleza misma de las cosas, a que hay que plegarse por encima de
todo. Pues bien: si se mira el trabajo exclusivamente en su aspecto personal,
es indudable que el obrero es libre para pactar por toda retribución una
cantidad corta; trabaja voluntariamente, y puede, por tanto, contentarse
voluntariamente con una retribución exigua o nula. Mas hay que pensar de una
manera muy distinta cuando, juntamente con el aspecto personal, se considera el
necesario, separable sólo conceptualmente del primero, pero no en la realidad.
En efecto, conservarse en
la vida es obligación común de todo individuo, y es criminoso incumplirla. De
aquí la necesaria consecuencia del derecho a buscarse cuanto sirve al sustento
de la vida, y la posibilidad de lograr esto se la da a cualquier pobre nada más
que el sueldo ganado con su trabajo. Pase, pues, que obrero y patrono estén
libremente de acuerdo sobre lo mismo, y concretamente sobre la cuantía del salario;
queda, sin embargo, latente siempre algo de justicia natural superior y
anterior a la libre voluntad de las partes contratantes, a saber: que el
salario no debe ser en manera alguna insuficiente para alimentar a un obrero
frugal y morigerado. Por tanto, si el obrero, obligado por la necesidad o
acosado por el miedo de un mal mayor, acepta, aun no queriéndola, una condición
más dura, porque la imponen el patrono o el empresario, esto es ciertamente
soportar una violencia, contra la cual reclama la justicia. Sin embargo, en
estas y otras cuestiones semejantes, como el número de horas de la jornada
laboral en cada tipo de industria, así como las precauciones con que se haya de
velar por la salud, especialmente en los lugares de trabajo, para evitar injerencias
de la magistratura, sobre todo siendo tan diversas las circunstancias de cosas,
tiempos y lugares, será mejor reservarlas al criterio de las asociaciones de
que hablaremos después, o se buscará otro medio que salvaguarde, como es justo,
los derechos de los obreros, interviniendo, si las circunstancias lo pidieren,
la autoridad pública.
33. Si el obrero percibe un salario lo suficientemente amplio para sustentarse a sí mismo, a su mujer y a sus hijos, dado que sea prudente, se inclinará fácilmente al ahorro y hará lo que parece aconsejar la misma naturaleza: reducir gastos, al objeto de que quede algo con que ir constituyendo un pequeño patrimonio. Pues ya vimos que la cuestión que tratamos no puede tener una solución eficaz si no es dando por sentado y aceptado que el derecho de propiedad debe considerarse inviolable.
Por ello, las leyes deben
favorecer este derecho y proveer, en la medida de lo posible, a que la mayor
parte de la masa obrera tenga algo en propiedad. Con ello se obtendrían
notables ventajas, y en primer lugar, sin duda alguna, una más equitativa
distribución de las riquezas.
La violencia de las revoluciones civiles ha dividido a las
naciones en dos clases de ciudadanos, abriendo un inmenso abismo entre una y
otra. En un lado, la clase poderosa, por rica, que monopoliza la producción y
el comercio, aprovechando en su propia comodidad y beneficio toda la potencia
productiva de las riquezas, y goza de no poca influencia en la administración
del Estado. En el otro, la multitud desamparada y débil, con el alma lacerada y
dispuesta en todo momento al alboroto. Mas, si se llegara prudentemente a
despertar el interés de las masas con la esperanza de adquirir algo vinculado
con el suelo, poco a poco se iría aproximando una clase a la otra al ir cegándose
el abismo entre las extremadas riquezas y la extremada indigencia. Habría,
además, mayor abundancia de productos de la tierra. Los hombres, sabiendo que
trabajan lo que es suyo, ponen mayor esmero y entusiasmo. Aprenden incluso a
amar más a la tierra cultivada por sus propias manos, de la que esperan no sólo
el sustento, sino también una cierta holgura económica para sí y para los
suyos. No hay nadie que deje de ver lo mucho que importa este entusiasmo de la
voluntad para la abundancia de productos y para el incremento de las riquezas
de la sociedad. De todo lo cual se originará otro tercer provecho, consistente
en que los hombres sentirán fácilmente apego a la tierra en que han nacido y
visto la primera luz, y no cambiarán su patria por una tierra extraña si la
patria les da la posibilidad de vivir desahogadamente. Sin embargo, estas
ventajas no podrán obtenerse sino con la condición de que la propiedad privada
no se vea absorbida por la dureza de los tributos e impuestos.
2.- Contexto histórico de la Encíclica Rerum Novarum:
a.- ¿Estarías de acuerdo con
la frase subrayada en el texto? ¿Por qué? Elabora un comentario personal
fundamentando tu respuesta. 4 pts.
b.- ¿Cómo define el trabajo el Papa León XIII? ¿Qué características del trabajo menciona? Explica. 4 pts.
c.- ¿Consideras que estas
cuestiones acerca del trabajo y del salario que se subrayan, han mejorado con
el paso del tiempo en justicia y ética social? Reflexiona y justifica tu
respuesta. 4 pts.
d.- ¿Por qué el Papa León XIII considera importante que el obrero tenga derecho a la propiedad privada? Fundamenta tu respuesta. 4 pts.
e.- Elabora dos preguntas al
Papa León XIII acerca de los temas tratados en este extracto. Explica por qué
serían importantes esas preguntas. 6 pts.
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